Como dice Peter Thiel en su libro De Cero a Uno, cada persona es inevitablemente un inversor. Cuando uno elige una carrera profesional, lo hace convencido que el trabajo que hará será el que lleve a cabo durante muchos años, además le servirá para sostenerse económicamente el resto de su vida. Desde los estudios, uno empieza invirtiendo tiempo y esfuerzo, más adelante, podrá invertir recursos económicos en distintos activos, dependiendo su perfil, la capacidad de ahorro que tuvo, su espíritu emprendedor y su aversión al riego.
Si no fuera por los inversores, muchas de las compañías tecnológicas más emblemáticas, las cuales nacieron en Silicon Valley, no existirían. Detrás del 90 por ciento de los emprendimientos tecnológicos hubo un inversor ángel.
Los inversores son un eslabón fundamental en cualquier economía, por eso los gobiernos de muchos países se preocupan tanto por desarrollar el ecosistema.
¿Qué pasa en Argentina?
Argentina, por ejemplo, tuvo su despertar durante el gobierno anterior y hoy estamos a foja cero en lo que son políticas de promoción de emprendimientos. Como consecuencia las inversiones de riesgo siguen siendo incipientes en comparación a los países desarrollados, en donde los ecosistemas son más maduros, donde han aprendido mucho sobre la necesidad de desarrollar empresas, como financiarlas y quienes se benefician con todo este proceso.
Para nuestro ecosistema necesitamos no sólo ideas y fundadores, necesitamos también inversores que confíen en ellos y decidan invertir una parte de sus recursos económicos, para que de esta forma surjan startups, con capacidad de dar nuevas soluciones o más efectivas a los viejos problemas de mercado.
Hay que tener en cuenta que el concepto de capital del riesgo viene asociado a la alta probabilidad que el negocio invertido no prospere. Existe una creencia popular que asegura que 9 de 10 startups no lleguen a la segunda ronda de inversión, por lo cual, queden en el camino. Eso espanta a los potenciales inversores.
Otra corriente sostienen que de 10 startups invertidas, al cabo de unos años, 4 de ellas recuperarán la inversión, 4 perderán todo, y las restantes 2, tendrán un crecimiento que superarán con creces a todas las demás. A eso se le llama Ley Potencial de Capital. Esto implica que una cartera de un fondo de inversión al final de su ciclo, no estará dividida entre ganadores y perdedores, sino entre una o dos inversiones dominantes y las demás. Los inversores que entienden la Ley Potencial, hacen el menor número de inversiones posibles para que la inversiones más dominantes no se diluyan por las que no van bien.
En base a mi experiencia como inversor ángel desde hace 6 años, he aprendido algunos conceptos sobre inversiones en startups y que quiero compartir a modo de consejos con otros inversores ángeles, actuales y potenciales:
1- Acercarse al ecosistema
Mi forma de conocer el terreno tecnológico y todo que ello significaba fue gracias a haberme hecho inversor en una aceleradora local o Company Builder llamada Incutex. Lo relevante es que me esto me permitió conocer la dinámica de las startups. Empecé a conocer emprendedores, y como miembro del comité evaluador pude ayudar a evaluar cientos de ellas ante la posibilidad de invertirles.
El hecho de estar en contacto con emprendedores me llevó a realizar mis primeras inversiones como ángel. Las primeras dos invertidas justamente fueron empresas a las cuales Incutex había desistido de invertir, pero por mi criterio de evaluación, y mis necesidades en dicho momento, consideré que encajaban en mis necesidades por eso lo hice por fuera de la aceleradora. Desde entonces, gracias a las relaciones logradas en el ecosistema, estoy invertido en 10 compañías. Si bien no tengo claro cual es el objetivo en cantidad de inversiones, estimo que en dos o tres años estaré invertido en alrededor de 20 proyectos.
2- Empezar de a poco
Cuando uno recién empieza no es conveniente hacer apuestas muy fuertes. Es mejor ir de a poco para poder entender como funciona el juego de las inversiones de capital semilla. Hay tickets o inversiones de usd 5 o 10k, las cuales considero bastante accesibles a la hora de empezar. Del otro lado, cuando los fundadores juntan algunos inversores como estos les sirve mucho, sobretodo en estadios tempranos.
Desde el lado del inversor tradicional he visto poco interés en invertir en tecnología. Creo que el espíritu emprendedor también es importante para los inversores, a mi criterio, un inversor antes debe haber sido emprendedor. El que no viene del sector tecnológico, no lo entiende inicialmente, como me pasó a mí, por es importante empezar de a poco. La realidad es que es más fácil para un outsider invertir en ladrillos o en bienes tangibles que en startups, por llamarse software o proyectos tecnológicos.
El perfil del inversor argentino no está [reparado aún para inversiones en Capital emprendedor, creo que este perfil se agudiza en Córdoba, por la ideología que tienen los cordobeses en relación a sus gastos e inversiones en servicios (intangibles). En la vereda de enfrente, un VC (Venture Capital) procuraría concentrase en inversiones de negocios del tipo SaaS (Software as a Service), lo cual, a los inversores locales, esto les parecerá superfluo o ilusorio.
3- Construir un criterio de evaluación
Es importante para los inversores saber seleccionar donde invertir. Para ello uno puede establecer su propio criterio y aferrarse a él. A tal efecto, construí un cuadro que expone las variables a valorar de una startup y de sus fundadores para que la inversión sea viable, la sumatoria de las variables deben superar 80% Puntos para que prosperen según mi análisis.
Hay que tener en cuenta que los números no siempre son determinantes a la hora de invertir, sino que en toda valuación hay una parte de ciencia y otra de arte. Esto implica que nos puede pasar que una startup que da más de 80 por ciento y por alguna razón uno no se siente cómodo con el equipo, por más preparados que estén y capaces que sean, esto puede ser una razón para no invertirles.
Como así también, la posibilidad de encontrarse con inversores (pares) con quienes no nos sentimos identificados, lo cual también puede ser un “deal breaker”.
4- Dar antes de pensar en recibir:
Mi consigna como inversor siempre fue poder invertir en proyectos que entendiera, que pudiera tener conocimientos del negocio o con el mercado en el que se involucra, de esta forma poder agregar valor con mi experiencia o mis relaciones. Si bien al ingreso como socio, puede haber intereses contrapuestos con los fundadores, por ejemplo: por la valuación de la empresa, una vez dentro, me siento casi un fundador, es decir, trato de ponerme al lado del equipo, y, estando en el mismo barco, debo remar junto a ellos.
En relación al retorno de la inversión, siempre supe que los retornos son a largo plazo, casi nunca antes de los 5 años. En este tipo de inversiones no se espera una renta anual, sino que los retornos se miden en múltiplos de capital invertido, Un retorno esperado va en torno a los 4x este período planteado. A corto plazo con sólo veo un retorno de carácter intangible, es el aprendizaje adquirido cada vez que me relaciono con un nuevo negocio. La relación con un nuevo equipo es clave, sobre todo cuando uno viene del sector de las empresas tradicionales.
5- Saber decir que no:
Son tantos los proyectos que nos llegan semanalmente y no es posible acompañar a todos los que nos sugieren involucrarnos como inversores. Debemos poder identificar cuáles encajan con nuestras necesidades y nuestro perfil. Es importante darnos cuenta con qué tipo de fundadores nos sentimos cómodos trabajando. Uno lo va percibiendo desde las primeras conversaciones, identificando sus valores y la impronta que pretenden dar a su empresa, para descubrir esto, es conveniente tener varias conversaciones durante el proceso de evaluación. A mi me gusta visitarlos en su lugar de trabajo, eso me ayuda a entender como funcionan, el orden que llevan en su lugar de trabajo y cómo se relacionan con su equipo.
6- Hacer devoluciones siempre:
Aunque he rechazado muchas startups a invertir, mientras he establecido conversaciones de acercamiento con los fundadores, siempre me he preocupado por darles una devolución sincera a su propuesta, aún cuando esto implica decir: “No me gusta el modelo de negocio” o, “Pienso que están llegando tarde”, o que, "El negocio que proponen no va a tener suficiente tracción de la manera que los están pensando”, etc. Siendo una de estas la respuesta, me gusta sugerir alternativas a evaluar para que el proyecto encaje a las necesidades del mercado.
Me he encontrado con emprendedores después de un tiempo, una vez que pivotearon su negocio, y en más de una ocasión ha sido una grata sorpresa. He invertido en ellos cuando me demostraron que habían ajustado su plan para traccionar de manera de lograr el crecimiento y el impacto deseado en el mercado.
7- Construir y potenciar tu red:
En el ecosistema local los inversores no somos tantos, muchos nos conocemos y esto es bueno. También debemos tener en cuenta que un emprendedor exitoso seguramente será después inversor, por lo tanto, si hacemos un buen trabajo con los fundadores, en unos años, ellos estarán en el rol de inversores apuntalando también el ecosistema. Para construir nuestra red y ganarse la confianza es bueno ser valorado como un buen inversor y mentor por los fundadores, estos deben tener la convicción que están recibiendo más valor de lo que esperaban, es lo que, en síntesis, representa el conocido término de Smart Money.